¿Vivimos ya en una realidad paralela?

¿Vivimos ya en una realidad paralela?

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Mark Zuckerberg quiere dar el impulso definitivo al Metaverso, esa realidad paralela en la que viviremos a través de nuestros avatares pixelados. No acabo de verle la gracia: si bien disfruto mucho jugando a videojuegos tipo sandbox, como el Grand Theft Auto o el Watch dogs, en los que podemos movernos libremente por otro mundo y hacer en él lo que nos dé la gana, creo que el Metaverso, al menos según lo he entendido yo, restaría algunas de las ventajas al actual ciberespacio adimensional.

La gracia de Internet sobre el mundo real en tres dimensiones es que no tenemos que desplazarnos a los lugares ni ver las caras de las personas para realizar las acciones que deseamos. Podemos comunicarnos por mail, Zoom o WhatsApp, comprar por Amazon (aunque no debamos), hacer gestiones sin acudir a ninguna ventanilla o escuchar música sin asistir a conciertos. El Metaverso se dice progreso, pero más bien es regreso: regreso al mundo tridimensional en el que tenemos que desplazarnos y en el que a veces nos da pereza hacerlo. Experimentos similares, que implicaban una realidad tridimensional paralela, como Second Life, no llegaron a funcionar. Es que no queremos una segunda vida, un segundo mundo, sino que nos faciliten la primera vida, el mundo este que tanto sufrimos.

Es curioso que muchas de las acciones que realizamos en los videojuegos sandbox son consideradas delictivas en el mundo real, como robar coches, hackear cuentas bancarias o dar palizas sin motivo a inocentes peatones digitales. Ahí radica parte de la diversión, en hacer de mentira lo que no puedes hacer de verdad. En vista de la virulencia que aflora en el anonimato de las redes sociales, el Metaverso se me antoja un mundo sin ley, lleno de caos, violencia y destrucción: no apetece mucho visitarlo, aunque las hostias que te peguen sean también pixeladas. Afectarán, digo yo, a la moral.

Aunque quizás ya vivimos en un Metaverso y no nos damos cuenta. El filósofo Nick Bostrom, director de Future of Humanity Institute, en Oxford, ha considerado la posibilidad de que la realidad que consideramos real sea una simulación informática. Podríamos ser algo parecido al juego Los Sims de una civilización más avanzada, o vivir en un universo tipo Matrix. Si no hay posibilidad para los humanos de comprobar esto, tampoco tiene sentido: vivimos aquí y ya está. No le demos más vueltas. Sin embargo, se proponen modos de intuirlo, como cuando se detectan fallos en Matrix.

Hay quien podría pensar que las cosas inexplicables, las casualidades increíbles, los déjà vus, los fenómenos paranormales, podrían ser señal de que vivimos en un mundo programado, y que, como todo programa, tiene bugs, errores. Por ejemplo, la aceptación por parte del Congreso de los Diputados del juez Enrique Arnaldo para el Tribunal Constitucional. Dentro del mundo físico podríamos encontrar también variaciones no esperadas, como en la velocidad de la luz o en la constante de la gravitación universal: eso serían, para algunos cosmólogos, pistas que nos pondrían en este camino.

En realidad, no es una idea muy diferente a la de la caverna de Platón, que tiene 2.500 años, pero con chips y líneas de código en vez de con Ideas platónicas y esclavos prisioneros. Elon Musk dijo una vez que solo existe “una posibilidad entre miles de millones” de que el universo que nos rodea sea real. Según el empresario cualquier sociedad lo suficientemente avanzada en técnicas de Realidad Virtual y Inteligencia Artificial podría haber creado un mundo como el nuestro. O miles de millones de esos mundos. Por eso, como solo conocemos una realidad entre las miles de millones posibles, la probabilidad de que seamos una de las simuladas es muy alta, según observó Bostrom en un artículo científico publicado en 2003. Lo más probable es que este mundo, nuestra casa, nuestra ropa más bonita, nuestra hipoteca, nuestras obsesiones, nuestros ansiolíticos, nuestra flamante y adorable hija, fueran una de esas simulaciones.

En ese caso el Metaverso sería doblemente Meta, Remetaverso: una realidad paralela que crean los habitantes de una realidad paralela, como en una desquiciante muñeca rusa. “A lo mejor todo nuestro universo es un experimento de ciencia de un estudiante de secundaria en otro universo", declaró el ingeniero de Google Ray Kurtzweil, creador de la teoría de la Singularidad Tecnológica. Tengo miedo.